La industrialización en la arquitectura
Ya desde la revolución
industrial, los ingenieros en general vieron el potencial que tenía la
industria para la fabricación en serie de todo tipo de productos. Teniendo en
cuenta esto muchos arquitectos, como Le Corbusier, han intentado llevar la
arquitectura hacia el terreno de la producción en serie. Las ideas y proyectos
para conseguir esto han sido variados, ya que cada edifico es como un prototipo
y un producto diferente para diferentes necesidades.
Aún así, se han
planteado sistemas de construcción de edificios prefabricados y modulares,
capaces de ser construidos prácticamente todos a taller y trasportados a la
obra como un puzle gigante para ser montados en su emplazamiento en tiempo
record. Todos estos sistemas se aprovechan de la construcción del 80% de la obra
en una fábrica, donde es más fácil y cómodo organizar los trabajos y ahorrar
tiempo y recursos.
Actualmente con la
concienciación sobre la sostenibilidad, y con la reintroducción de materiales
más ecológicos como la madera o el reciclado de contenedores de transporte,
estos sistemas modulares prefabricados pueden tener más protagonismo de cara el
futuro.
Un ejemplo de la casa, son
los proyectos de “La casa por el tejado”, Joan Artes y sus colegas proponen
unas ampliaciones de áticos con módulos prefabricados de materiales ligeros
como madera.
Pero
aún así, algunos de estos edificios acostumbran a ser totalmente funcionales y
el resultado formal viene dado totalmente por su funcionalidad, fabricación y montaje.
Ya con la llegada de la revolución industrial y el modernismo, hay un cambio en
la forma de ver la arquitectura. Se analizan los edificios como si fueran
máquinas y se busca que sean funcionales y no formales. Como dijo Tomasso
Marinetti
“La máquina es más bonita que
el arte clásico”
Pero donde está el límite, ¿es
bueno ser extremadamente funcionales, o también es bueno dejar espacio a la
formalidad?
Alvar Aalto dijo:
“El verdadero funcionalismo de la arquitectura debe reflejarse,
principalmente, en su funcionalidad bajo el punto de vista humano. El funcionalismo técnico no puede definir
la arquitectura”
Como se puede ver en su
obra, en el ayuntamiento de Saynatsalo, Finlandia, podría haber hecho una
solución meramente técnica con 6 cerchas. Pero para dar una solución original,
formal y porque no decirlo, escultórica; diseñó unas cerchas que pueden
recordar a unas mariposas y que a la vez tienen una función estructural clara.
Aún así, a veces el
usuario se deja encandilar más por los edificios meramente formales que no
tienen sentido alguno desde el punto de vista funcional y que solo hacen
funciones escultóricas.
Teniendo en cuenta esta reflexión
y que los edificios no se hacen para máquinas, si no para gente que, aparte de
querer un edificio funcional, económico, sostenible…; quiere estas prestaciones
extra que aporta la arquitectura.
Lo ideal es crear un matrimonio perfecto para
cada ocasión entre industria, forma, función, sostenibilidad,… dependiendo del
tipo de edificio, usuarios, entorno…
Gracias a la arquitectura, a
pesar de esta sociedad tan industrializada y consumista, el edificio sigue
siendo un producto hecho a medida para cada usuario.
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